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domingo, 1 de abril de 2012

LA MILPA, EL AGUA Y LA VIRGEN DE LA ASUNCIÓN EN EL TULMIAC .


Por: Raymundo Flores Melo*

Vida, origen, principio: el agua juega un papel importante en los aconteceres del hombre. Sin agua no hay vida posible y es, la ausencia o presencia de este vital líquido, lo que hizo viable los asentamientos permanentes en los primeros tiempos después de la conquista española.

Milpa Alta a lo largo de su historia no ha tenido agua en abundancia; todavía nuestros abuelos padecieron por falta de agua. Sus hijos tenían que beber muchas veces pulque para tomar sus alimentos y claro, también servía como la bebida que acompañaba a los campesinos milpaltenses en sus diarios trabajos agrícolas y era combinado con algunos alimentos. El pulque fue de uso cotidiano, a tal grado, que llegó a haber, en esta zona sur del Distrito Federal, más de novecientos pulqueros organizados1 en los años sesentas del siglo XX. Pero la situación no era nueva para los habitantes de Milpa Alta, pues según sus títulos primordiales la carencia de agua fue endémica desde la fundación de sus pueblos.

Hasta finales de la década de los 302, la región pudo contar con agua de manera permanente, llegando desde Monte Alegre, lugar al noroeste del actual parque nacional del Ajusco. A partir de ese momento se tuvo agua potable en las esquinas más importantes de los pueblos y, para finales de los sesentas, por vez primera, los milpaltenses tuvieron tomas de agua en sus hogares.

La Milpa fue el nombre que se le dio, durante gran parte de la época virreinal, a Milpa Alta. La región, antes de dedicarse al cultivo del nopal, practicaba la agricultura de temporal y podía observarse en ella grandes extensiones de tierra sembrada de maíz, fríjol y haba, entre otros cultivos. Hoy día, en el paisaje milpaltense, es posible ver restos del sistema de cultivo llamado de terrazas, sobre todo en pequeñas cañadas, laderas y alrededor de algunos cerros.

El presente trabajo rescata para su difusión parte de la documentación de la propiedad comunal de los pueblos de Milpa Alta. Los legajos consultados fueron los que, a lo largo de los años, los representantes comunales se han pasado de mano en mano para la defensa de su tierra y cuyo contenido también puede consultarse en el Archivo General de la Nación, Ramo Tierras, Expediente 3, Volumen 3032.

Con la conquista española y la llegada de los frailes franciscanos para concentrar a la dispersa población india, se da mayor énfasis a la búsqueda del agua para abastecer a los nuevos asentamientos humanos. Según un relato que se encuentra dentro de la documentación de la propiedad comunal de Milpa Alta3, fueron los franciscanos fray Juan de Zúmarraga y fray Pedro de Gante4 los que, entristecidos por los habitantes de la Asunción de Nuestra Señora, hicieron rogativas para poder encontrar agua que surtiera a la población india. La única fuente de abastecimiento eran los pozos de Tecomitl desde donde “trayan agua sus mujeres con tesomates y los hombres con cántaros trayan agua para los padres”5. El resto de la población debía utilizar el agua que en tiempo de lluvia se acumulaba en las barrancas.

Ante la carencia de tan importante líquido, los frailes hicieron llamar a los naturales y a los que sabían voltear el agua para preguntarles si alguno tenía conocimiento de donde se encontraba el agua pero ninguno de los “viejos antiguos” sabía. Hasta que, uno de estos viejos, señaló a un “gentil hijo de los gentiles que [dijo] el sabra a donde parecera el agua6.

Antes de emprender la búsqueda del agua, el indio fue bautizado y recibió el nombre de Miguel7 Telles. Quizá, ya cansados por la infructuosa búsqueda, los frailes de San Francisco le dijeron a Miguel que si no encontraba el agua lo ahorcarían y lo entregaron a manos de la justicia que para ese entonces era representada por el gobernador don Esteban Osorio y el alcalde don Joaquín Sitlaltemon.

Los naturales de La Milpa y los frailes, junto con el recién bautizado fueron recorriendo los cerros y parajes de la propiedad comunal, hasta que decidieron hacer unos jacales para que descansaran los “padres benditos” en el lugar denominado Tulmiac, es decir, en el lugar de los tules o de los muchos tules8. A media noche, Miguel Telles se levantó, llamó al monte, y de él salió una “mujer muy linda”, a la que Miguel invitó a pasear a La Milpa y ella le contestó “que sí que ha de venir”. Entonces, la señora llamó a sus hermanos “y salio un león muy grande que se llama teguanatl” y “un pájaro grande que se llama totoatl” que son la fiera del agua y el pájaro del agua. Luego la “mujer linda” le dijo a Miguel Telles que deberían estudiar la tierra y hacer un jagüey en donde ella entrara “que allí hara salir el agua”.

Con la obra ya terminada, un día en la mañana, un hombre vio en la orilla de dicho jagüey a una mujer que se estaba peinando y cuando iba acercándose para ver quien era, ella se metió dentro del jagüey. Paso ese día y, a la media noche, la “Señora linda” se le presentó al padre guardián y le pidió que dijera “una misa rezada a donde escavaron el jagüey9 en honor a Nuestra Señora de la Asunción. Pero además, agregó, que deberían buscar en La Milpa el lugar para la construcción de la iglesia y desapareció. Tal como lo pidió la “señora” el padre guardián mandó ese viernes a traer los ornamentos necesarios para hacer la ceremonia religiosa.

La “señora linda”, de la que habla el relato, es descrita de la siguiente manera: “donde estaba parado [sic] la señora parecía había luna y el cabello parecía de oro y Plata10. Sin embargo, en el discurso todavía no se dice, de manera explícita, que la “señora linda” fuera la Virgen de la Asunción, si no que se le da un mayor peso simbólico a la representación de la luna y el cabello, elementos relacionados con la fertilidad, así como a la presencia de los seres animales relacionados con el agua.

Cuando amaneció al día siguiente  - sábado - empezó a salir agua por tres partes. El lugar fue bautizado con el nombre San Juan11 Tulmiac. Después de acaecido esto, en misa de domingo, se invitó a los naturales de Tecomitl, San Juan Ixtayopan y Tlalmanalco para ayudar en la construcción de la zanja por donde pasaría la cañería que llevaría el agua desde el paraje Tulmiac hasta la Asunción: “y luego fueron todos los tres Pueblos llevaron a los fiscales empezaron a hacer zanja por donde vienen a los maesos viene trabajando también viene haciendo el caño ellos nomás los tres Pueblos trabajaron mucho haciendo la zanja, vienen cortando todos los palos y sacando las raizes y vienen sacando las piedras grandes y los terremotos vienen desbaratando todo hasta llegar a la milpa y los hijos de nuestra señora Santa María también trabajando vienen haciendo el caño…”12

Un poco más adelante en documentación de la propiedad comunal de Milpa Alta, encontramos el mismo relato pero con variantes quizá debidas al traslado que se hizo del náhuatl al español. A la “señora linda”, que era hermana de los animales del agua, se le convirtió, por los atributos antedichos, en una representación de la Virgen de la Asunción, advocación mariana que es la patrona de La Milpa, pues según la tradición fue un quince de agosto cuando se inició el establecimiento del convento franciscano; y es justo en está construcción donde desembocaba el conducto de agua arriba mencionado. El recorrido de la rústica cañería, realizada con el arduo trabajo de los indios, aparece en un plano de 187513 y sus vestigios pueden ser contemplados hasta el día de hoy.

Volviendo a la virgen del Tulmiac tenemos, en la versión más tardía de la historia, leves variantes. Entre los cambios que destacan son: Tlahuac como lugar de origen de Miguel Telles; los siete años que duro la búsqueda del agua; el llamado a los adivinos del agua “quiacotlal”14; el aprisionamiento de Miguel Telles, pero no la amenaza de su ahorcamiento, aunque se dice que bailo desesperado, cosa ilógica si solamente iba a ser privado de su libertad y, claro, la completa identificación de la “mujer linda” con la Virgen de la Asunción.
“…y luego a media noche se les apareció la virgen santísima de la Asunción en un madero toda estrellada su santísima ropa, sus cabellos resplandecían como oro y les habló a los padres benditos15

Otro dato que no aparece en la primera versión es que los habitantes de Tulyehualco ayudaron a la construcción de la cañería junto con los de San Juan Ixtayopan y Tecomitl. Tlalmanalco es sustituido en este segundo relato por Santiago Tulyehualco, poblado cercano a Milpa Alta.

El relato de la virgen del Tulmiac, al parecer tuvo una gran influencia para los naturales de La Milpa, pues de tal escrito existen tres versiones diferentes, además parte de su contenido fue reproducido en el mapa al óleo que data del siglo XVII y en dos copias tardías del siglo XIX. En estos documentos se aprecian dos escenas; la primera de ellas en la parte media del encabezado del mapa, dentro de un ovalo, en la que está plasmada una virgen coronada, ataviada con túnica blanca y manto azul que recibe plegarias de una india que se encuentra hincada a sus pies. La mujer india lleva en una de sus manos una corona y en la otra flores o una planta de maíz.

La segunda escena se localiza espacialmente dentro del mapa en una de las laderas de cerro Tulmiac, para se más precisos en el número 24, aquí se ve la aparición de la virgen a un fraile franciscano que está hincado rezando. Muy posiblemente esta escena fue plasmada para recordar la búsqueda del agua iniciada por los frailes franciscanos.

La virgen representada en los dos documentos es, por los atributos que posee, la misma que se encuentra en la Iglesia de la Asunción de Milpa Alta y que data de fines del siglo XVI.
A partir de la llegada del agua del Tulmiac a La Milpa, el problema de carencia de agua no fue solucionado, como ya se dijo más arriba, sin embargo ayudó a aminorar un poco las dificultades por las que pasaba la comunidad indígena de Milpa Alta, sobre todo cuando el agua almacena de la temporada de lluvia empezaba a escasear.

Integrante del Consejo de la Crónica de Milpa Alta
y vecino del Barrio de la Concepción.

1 Dato proporcionado en una entrevista por don Francisco Rojas Granados, originario de Milpa Alta, quien dedicó gran parte de su vida a la producción de pulque.
2 Se conmemora la llegada del agua el 12 de octubre de 1934.
3 En el Archivo General de la Nación (AGN), se encuentran tres versiones diferentes del relato en torno al Tulmiac y la virgen, - AGN, Tierras, Exp. 3, Vol. 3032, fs. 142r-159 v, 207r-213r y 225r-227r-  los cuales fueron publicadas en LÓPEZ CABALLERO, Paula. Los Títulos Primordiales del Centro de México. México, CONACULTA, 2003, pp. 221-225. Cabe mencionar que la versión que se encuentra dentro de las fojas 207 a 213, su principio aparece con faltantes en la versión de Paula Caballero y en la paleografía realizada por el AGN, pero esta segunda versión parece repetir sin adiciones la primera que es la base del presente trabajo.
4 La misma información, relativa a los dos frailes, la encontramos también en el Atlas General del Distrito Federal. México, Talleres Gráficos de la Penitenciaría, 1931, Tomo I, p. 308
5 Primera hoja de los documentos de la Propiedad comunal de Milpa Alta.
6 f.1 r. Todos los números de foja que se dan en este trabajo corresponden a la Documentación de la Propiedad Comunal de MiIpa Alta.
7 El día 29 de septiembre es la festividad de San Miguel Arcángel.
8 Tollin: tule juncia, espadaña; miac: mucho.
9 f.2 r.
10 Ibid.
11 El 24 de junio es el día de San Juan Bautista.
12 f.2 v.
13 “Plano de los linderos señalados y terrenos recorridos en la diligencia de apeo y deslinde practicada en Noviembre de 1875 por el Juzgado de Letras de Tlalpam, á peticion de las Municipalidades de Milpa Alta, San Pedro Actopan [sic] y San Pablo Ostotepec [sic], del Distrito de Xochimilco: levantado por el Yngeniero Civil, Ciudadano Ignacio Pérez Gallardo”.
14 Palabra proveniente de las raíces nahuas: quiahuitl: lluvia o tormenta; co, lugar y tlalli, tierra. A estas personas se les llamo también volteadores de agua o buscadores de agua.
15 pp. 69 - 70